La estructura interna de una novela es la trama, es la forma en la que se organiza el argumento, la fuerza que cohesiona la novela. Debe responder a la pregunta principal de la historia.
Las tramas que podemos encontrar en novela romántica son:
- trama romántica, que conduce a los personajes.
- trama principal, que conduce la acción.
- tramas secundarias, que ayudan a profundizar en la historia principal, a reforzarla y darle credibilidad. Además, son las que ayudan a clasificar la novela romántica en diferentes subgéneros.
Las tramas secundarias pueden ser otras historias de amor paralelas, tratar temas importantes como el empoderamiento o el machismo o potenciar la personalidad de los protagonistas.
En cualquier caso, deben estar bien integradas, servir de apoyo, es decir, no tener la fuerza de una historia independiente, y estar bien definidas y estructuradas.
Hay dos formas de distribuir lo que sucede dentro de una trama:
• no causal: los sucesos se distribuyen desordenados aunque conectados los unos con los otros.
• causal: siguen una línea cronológica, coincidiendo así con el argumento.
La línea causal es la que se organiza en la estructura básica de tres actos: planteamiento, nudo y desenlace.
El planteamiento
1. Debe introducir al lector en la acción.
2. Debe ofrecer la información necesaria para meter a las lectoras en la historia.
3. Debe establecer la gran pregunta.
¿Qué debes incluir en el planteamiento?
• Tienes que dejar clara la trama principal.
• Presentar a los protagonistas.
• Indicar a las lectoras hacia dónde va la historia.
• Dar pinceladas del conflicto principal.
• Presentar al antagonista y sus motivaciones.
Para que todo esto suceda debe existir un detonante; dependiendo del subgénero que vayas a escribir, este puede ser una acción o un diálogo.
El planteamiento ocupa más o menos el 25 % del total de la novela.
El nudo
Para dar paso al grueso de la historia, al nudo, debe haber un salto en el que el protagonista tome una decisión sin vuelta atrás. Estos giros argumentales se llaman puntos de no retorno o puntos de giro.
Los puntos de giro:
1. Llevan la acción hacia una nueva dirección.
2. Avivan el conflicto principal y suscitan dudas con respecto a la resolución: ¿acabarán juntos los protagonistas?
3. Introducen el siguiente acto.
4. Exigen que los protagonistas tomen decisiones.
El nudo contiene información adicional que profundiza en los personajes y en el transcurso de su aventura. En esta parte:
• Se produce la acción central de la historia.
• Aparecen los obstáculos que aumentan la tensión y los conflictos.
• Es la parte más amplia de la novela, más o menos un 50 %.
• Se plantean todas las tramas: romántica, principal y secundarias.
• Evolucionan los personajes.
• Se desarrollan todos los conflictos.
Para que no resulte lento o aburrido, es importante introducir sucesos inesperados que provoquen que los personajes se muevan de una situación a otra; esto da fluidez a la narración y mantiene despierto el interés de las lectoras por saber qué sucederá a continuación.
El desenlace
El desenlace debe dejar tocadas a las lectoras con un final coherente, significativo y natural. Cierra todos los hilos conductores y resuelve todos los conflictos. Recuerda que estos deben ser difíciles de resolver, pero no imposibles. Si después de trescientas páginas sufriendo con los protagonistas, le das un final rápido, inverosímil y fácil, echarás a perder toda la lectura.
Así, el desenlace debe:
1. Dar resolución definitiva a la trama romántica, no puede quedar ambiguo, a no ser que estés escribiendo una saga.
2. Causar un gran impacto.
3. Ser coherente con el subgénero que estás escribiendo.
Hay dos tipos de finales:
• cerrado: una boda, por ejemplo.
• abierto: las lectoras llegan a su propia conclusión, pero sin perder esa positividad esencial.
Recuerda que un buen desenlace es tan importante como un buen comienzo. No te precipites porque veas el final del camino cerca.